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Células madre con memoria: el futuro contra el cáncer

Lifocitos T adheridos a una célula tumoral.04/02/2015. Investigadores del Instituto Científico San Raffaele de Milán (Italia) han demostrado que las células T de memoria (TSCM), un tipo de glóbulo blanco del sistema inmune capaz de autorrenovarse de manera indefinida y de actuar contra un agente infeccioso o un tumor específicos, pueden subsistir en el cuerpo de los pacientes al menos 12 años, lo que supone un nuevo paso en la lucha contra el cáncer, según informa el diario El País.

El ensayo clínico, realizado sobre 14 pacientes, no fue inicialmente planeado con tal fin, sino para probar la seguridad de una técnica de terapia génica contra un tipo de inmunodeficiencia hereditaria (SCID, o enfermedad de los niños burbuja). Pero con el descubrimento de las células TSCM, en el año 2011, resultados ofrecieron unos datos esenciales en la búsqueda de una cura del cáncer. El subíndice del término TSCM significa stem cell memory, o células madre de memoria. La T viene de mucho antes: los linfocitos, o glóbulos blancos de la sangre, son las células encargadas de la respuesta inmune, y se dividen en linfocitos B (que producen los anticuerpos que andan sueltos por la sangre) y linfocitos T, que montan la inmunidad celular, por la que ciertas células especializadas se tragan, literalmente, a los agentes infecciosos y otras cosas que consideren raras, incluidas en ocasiones las células tumorales.

Cuando comenzó el ensayo clínico, las células T de estos pacientes fueron extraídas, y su deficiencia fue corregida en el laboratorio infectándolas con un gen correcto introducido dentro del ADN de un retrovirus, capaz de integrarse en el genoma de las células humanas. Estos retrovirus se integran en el genoma humano más o menos al azar, y por tanto cada célula humana que ha recibido el virus tiene una firma molecular característica, formada por los extremos del ADN del virus unidos a su contexto de ADN humano. Este es el marcador que los científicos italianos han aprovechado para identificar y analizar las células T que siguen circulando por la sangre de los pacientes 12 años después.

«Las terapias basadas en células T —explica Luca Biasco, primer autor del trabajo— representan una de las estrategias terapéuticas más avanzadas y prometedoras para el tratamiento del cáncer; esta tecnología está basada en la modificación genética de las células T para redirigir su actividad contra las células tumorales; un tipo de célula T como las TSCM, que son capaces de mantener su capacidad de autorrenovación y de diferenciación por muchos años, pueden aportar un reservorio de células T capaz de patrullar por el sistema inmune y activarse eficazmente en caso de recidiva del tumor, para mantener una respuesta inmune secundaria eficiente».

Los resultados del estudio han sido publicados en la revista especializada Science Translational Medicine.