«El campo de las células madre ha abierto un nuevo escenario para muchas personas con enfermedades crónicas y degenerativas»
10/08/2014. La reputada bióloga Anna Veiga, madre científica de la primera niña concebida in vitro en España hace ahora treinta años y actual directora del Banco de Líneas Celulares del Centro de Biología Molecular de Barcelona (CBRM), repasa los últimos avances en terapia celular en la lucha contra enfermedades como el alzhéimer, el párkinson, la diabetes o el cáncer en una entrevista. Dirigido por Ángel Raya, el CBRM está apostando por proyectos de colaboración con hospitales y pacientes, y tiene en marcha una línea para estudiar en ratas una enfermedad degenerativa del ojo, la retinosis pigmentaria. A continuación reproducimos las interesantes declaraciones de Veiga al dominical El País Semanal.
Pregunta. La investigación con células madre ha abierto grandes esperanzas para enfermos de alzhéimer, párkinson, cáncer y diabetes, que están pendientes de las investigaciones que aquí se llevan a cabo. ¿Cómo lleva usted semejante responsabilidad?
Respuesta. Es evidente que el campo de las células madres ha abierto un nuevo escenario para muchas personas con enfermedades crónicas y degenerativas que encuentran pocas o ninguna solución en estos momentos. Es una responsabilidad y hay que decirles la verdad de lo que estamos haciendo, transmitir lo importante que es que sigamos investigando. Pero sin falsas promesas. Las células madre son una herramienta fantástica, nos están permitiendo entender un montón de cosas, simular enfermedades en el laboratorio, probar qué fármacos pueden funcionar. Pero hay que ir con mucho cuidado a la hora de decir que pasado mañana estaremos curando el párkinson o el alzhéimer.
P. Probablemente decir pasado mañana es delicado, pero, si damos un salto en el tiempo, ¿adónde puede llegar el ser humano gracias a estas investigaciones?
R. Las herramientas que tenemos hacen que podamos avanzar mucho más rápido que hace unos años. La biología molecular y los avances en genómica han abierto nuevas posibilidades, han acelerado la velocidad de crucero.
P. Usted es directora de Investigación, Desarrollo e Innovación del Área de Biología Científica del Instituto Dexeus. ¿Cómo calificaría el estado en que se encuentra la investigación en España?
R. Yo puedo hablar de la investigación biomédica. En 2004-2005 se hizo una apuesta importante para dotar de fondos a la investigación en células madre. Se puso en marcha el CMRB, junto al Centro de Investigación Príncipe Felipe, en Valencia; y la estructura alrededor de Cabimer, en Andalucía. Se empezó a publicar, nos situamos en una posición en paralelo a otros grupos en Europa y Estados Unidos, en posiciones muy respetables dentro de la comunidad científica. Pero ahora todos nos resentimos con la crisis. El dinero público baja.
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P. El campo en el que usted trabaja está muy sometido a decisiones de tipo ético o moral, ¿considera que se están produciendo avances en las mentalidades?
R. Vamos prosperando. La bioética, los comités de bioética (yo formo parte del de Catalunya) nos han puesto en contacto con colegas de los que he aprendido un montón porque tienen una mirada sobre todos estos temas distinta de la de los científicos. Nos enseñan a valorar las consecuencias que puede tener todo lo que nosotros estamos haciendo.
P. En 2005, a los 49 años, da usted un giro a su vida profesional y deja la dirección del Departamento de Reproducción Asistida del Instituto Dexeus para lanzarse al estudio de las células madre.
R. Sí, pero es un giro suave; un giro natural que otros colegas que han trabajado en reproducción asistida han hecho. ¿Por qué? Porque los que estábamos en laboratorios de reproducción asistida sabíamos cultivar embriones. Para hacer células madre embrionarias hay que partir de un embrión. Se me planteó la posibilidad y no lo dudé. Era un reto, una nueva aventura. Poder hacerlo un poco antes de los 50 fue un privilegio: normalmente, a esa edad, uno va aposentándose.
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P. En mayo de 2013 se anunció la primera clonación de células madre embrionarias de personas, por parte del equipo de Shoukhrat Mitalipov, utilizando la técnica usada con la oveja Dolly. Los autores dijeron que no se trataba de obtener personas clonadas, sino de llegar hasta la fase [fase de blastocisto del embrión, alrededor de los cinco o seis días de desarrollo] que permite extraer las células madre. Usted dio una buena acogida a este trabajo.
R. Costó mucho que saliera adelante. Desde el año 1997, que nace la oveja Dolly, el primer mamífero clonado…
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P. El trabajo de Mitalipov abre la puerta a la creación de bancos similares a los de cordón umbilical…
R. Hacer células madre embrionarias a partir de clonación permite hacerlas de personas determinadas. Si queremos tratar a una persona y lo hacemos con sus propias células, no va a haber rechazo. Si lo hacemos con células de otros, que son las que tenemos hasta el momento, sí va a haber rechazo; y además, esta manera de funcionar, desde el punto de vista operativo y económico, es inviable. Sin embargo, con las células madre embrionarias procedentes de clonación podremos hacer determinados tipos celulares que se adapten a determinados grupos de población; algo parecido a lo que se hace con los bancos de cordón umbilical.
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P. ¿Es la clonación un tabú?
R. Es una técnica que puede servir para hacer dos cosas totalmente distintas. Para hacer células madre embrionarias, el caso de Metalipov; o con finalidades reproductivas, que es el caso de la oveja Dolly. La clonación se ha utilizado para conservar especies en peligro de extinción, por ejemplo. En la especie humana se podría utilizar la misma técnica. Y de hecho ya han aparecido iluminados como la secta de los raelianos, que anunciaron el nacimiento de una niña clonada. Pero la niña no apareció jamás, ni se la espera.
P. Pero eso es posible.
R. Técnicamente si se consigue un embrión clonado y con él se hacen células madre, ese embrión se mete en el útero de una mujer y debería implantarse. Pero lo que es muy probable es que haya problemas de todo tipo, porque no es la manera normal de hacer un embrión. En muchos animales clonados se han visto problemas a nivel de placenta, problemas de tamaño, de malformaciones… Además, ¿clonar un ser humano, para qué?
[...] No somos solo los genes que tenemos. El entorno modula nuestro desarrollo de forma espectacular. Un 50% son los genes que tenemos y el otro 50% es el ambiente que nos rodea, cómo nos educan, cómo comemos, las enfermedades que tenemos, las piedras que nos caen en la cabeza… Todo eso tiene un efecto. Aunque quisieras clonar a alguien, no consigues la misma persona. Una persona es solo aquella persona.