El trasplante de células madre reduce la discapacidad en pacientes con esclerosis múltiple
19/01/2015. Un estudio de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos) publicado en la revista especializada JAMA ha demostrado que, aunque no cure la enfermedad, la terapia con células madre mejora la discapacidad y la calidad de vida de las personas afectadas de esclerosis múltiple, según informa el diario ABC.
El equipo, dirigido por el doctor Richard K. Burt, analizó la relación entre el trasplante mieloablativo de células madre hematopoyécticas o sanguíneas (trasplante con inmunosupresión de baja intensidad) y la mejora en la discapacidad neurológica de 123 pacientes con esclerosis múltiple remitente-recurrente (con recaídad agudas y recuperaciones parciales completas) y 24 con esclerosis secundaria progresiva (definida por una progresión gradual de la discapacidad, con o sin recaídas superpuestas) tratados entre 2003 y 2014.
Los resultados mostraron que, de los 145 pacientes, se observó una mejoría significativa en 41 (50% de los analizados a dos años) y en 23 (64% de los pacientes a controlados hasta los cuatro años). Además, el tratamiento también lograba una mejoría en la capacidad física, la función cognitiva y la calidad de vida y se apreció una reducción en la gravedad de la enfermedad clínica y el volumen de las lesiones cerebrales asociadas con la esclerosis múltiple verificadas mediante resonancia magnética. La puntuación, sin embargo, no mejoró en aquellos pacientes con esclerosis progresiva o en aquellos con una enfermedad de duración superior a diez años.
La esclerosis múltiple es un trastorno inmune del sistema nervioso central. El trasplante autólogo (autotrasplante) de células madre hematopoyéticas o sanguíneas se ha probado como una vía de tratamiento que, a diferencia de los medicamentos de base inmunológica estándar, está diseñado para restablecer en lugar de suprimir el sistema inmunológico. Sin embargo, y a pesar de los esperanzadores resultados de este reciente estudio, no hay que olvidar que «la esclerosis es una enfermedad crónica, que por lo general aparece en adultos jóvenes, por lo que para entender el papel de cualquier terapia, y sobre todo un régimen intensivo con incierto riesgo a largo plazo, se requieren períodos de seguimiento muy prolongados para evaluar de manera significativa si la enfermedad se ha reiniciado sobre a largo plazo, pero también verificar que estas terapias no han producido ningún daño colateral», recuerda Stephen L. Hauser, de la Universidad de California-San Francisco (Estados Unidos), en el editorial que acompaña al estudio.