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«Guardar el cordón umbilical debería ser obligatorio»

El investigador José Antonio López Guerrero14/08/2013. VIDAPLUSTV ha realizado una entrevista a José Antonio López Guerrero, profesor titular de Microbiología en el Departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, investigador y director del Departamento de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), en la que el experto repasa los últimos avances en la investigación con células madre y terapia celular y apunta que «llegará el día en que sea factible y prácticamente rutinario disponer de tejido autólogo (el tejido de uno mismo)». A continuación reproducimos sus palabras, recogidas en el diario La Razón.

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P. ¿Cómo explicaría a un niño de seis años qué es una célula madre?

R. Le explicaría que las células madre son muy buenas y muy necesarias y que todo su cuerpo procede de una sola célula madre. Y le explicaría que las células madre son las que hacen que cuando tenga una herida, esa herida pueda curarse.

P. ¿Cómo mejoran nuestra calidad de vida estas terapias?

R. Llevamos dos décadas utilizando células pluripotentes para trasplantes de médula ósea. Poco a poco se va abriendo, gracias a la investigación, el abanico de nuevas terapias como, por ejemplo, la regeneración ósea. Y ya se habla de una futura regeneración pancreática para pacientes con diabetes.

P. ¿Cómo se criopreserva, por ejemplo, la sangre de cordón umbilical?

R. El concepto de criopreservación de células derivadas de sangre de cordón umbilical está altamente estandarizado en cualquier laboratorio. El tiempo del que se dispone entre que se extraen las células del cordón umbilical hasta que están criopreservadas tiene que ser el menor posible. 24 horas sería óptimo y, a partir de ahí, no debería de superar las 36 horas. La criopreservación de las células derivadas de la sangre del cordón umbilical es completamente inocuo para el recién nacido y para la madre. El único peligro es que se obtenga una baja cantidad de células. Pero si el niño ya ha nacido no hay ningún problema y el cordón forma parte de todo el tejido que se descarta. No hay ningún riesgo. Es absolutamente indoloro.

P. Recientes investigaciones en torno a la expansión celular podrían acabar con el problema de la baja cantidad de células.

R. Así es. Un grupo internacional, coordinado por el Centro Nacional de Enfermedades Cardiovasculares, acaba de publicar varios artículos en los que cuentan que pueden expandir células madre derivadas de la sangre de cordón umbilical. Es una gran noticia porque era uno de los temas más limitantes de la biomedicina regenerativa. Además, estas células eran escasas para cualquier adulto que las necesitara. Por tanto, el proceso de expansión celular es un hito importante que poco a poco se está estandarizando. Es un punto de no retorno en lo relativo a la medicina regenerativa con base en células madre para no tan futuras terapias.

P. ¿Recomendaría a un amigo que criopreserve sangre del cordón umbilical cuando nazcan sus hijos?

R. Si mi amigo puede permitírselo y puede apostar por ello como proyecto de futuro, sí se lo recomendaría. Pero además le diría a mi amigo: «Ojalá sea el dinero peor invertido de tu vida y nunca, nunca tengas que usarlo». Carlos Martínez, que fue presidente del CSIC, dijo que tendría que ser obligatorio que todo niño recién nacido tuviera que guardar su cordón umbilical o, al menos, tuviera la posibilidad de hacerlo. Yo iría más allá. Llegará el día en que sea factible y prácticamente rutinario disponer de tejido autólogo (tejido uno mismo) procedente de la grasa. La liposucción está a la orden del día y cada día son más las empresas que ofrecen el dos por uno: te quito unos kilitos y de paso criopreservamos células del tejido adiposo, que en un momento determinado puede ayudar.

P. No corren buenos tiempos para la investigación. ¿Por qué debemos seguir apostando por la investigación con células madre?

R. Ángel Gabilondo, exministro de Educación, rector en la UAM y mi mentor, cuando me ofreció dirigir la Unidad de Cultura Científica de la UAM, me comentaba que en época de crisis es la investigación y la comunicación social de esa investigación el único motor capaz de sacar a un país de la crisis.

P. Han tenido que recurrir a otros medios, al margen de los canales oficiales, para obtener financiación.

R. Tengo un pequeño grupo de investigación propio desde 2009, cuando el antiguo Centro de Biología Molecular Severo Ochoa se trasladó al emplazamiento actual, al norte de la UAM. El laboratorio empezó a ser operativo a partir del 2010. Nuestras fuentes de financiación han sido muy precarias. Hemos tenido que recurrir al crowdfunding (a través de la Fundación Alzheimer España) y, finalmente, en 2012 participamos en un proyecto con un grupo de investigadores del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. El proyecto fue concedido. Por todo ello nos hemos visto abocados a agudizar el ingenio: hemos creado la plataforma www.salvemoslainvestigacion.org para recaudar fondos. Hemos elaborado unas papeletas, como donativos de 5 euros cada una. A cambio, ofrecemos la posibilidad de ganar un viaje para dos personas al CERN, en Ginebra.